Otro de los imprescindibles en otoño en nuestra zona es el Monte Calar, en la Braña. Es un bosque mágico, que sin ser excesivamente grande, tiene muchos rincones para descubrir, y tiene la ventaja de estár muy cerquita de Brañosera. Los que me conocen me habrán oído muchas veces decir que es mi favorito, y la verdad, es que nunca defrauda.
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Posando junto al Roblón |
Dejamos el coche en la Aceña, a las 9:00 y salimos por el camino que hay nada más pasar el segundo puente a la derecha. Tras un breve tramo de 500 m comenzamos una subida más pronunciada hasta salir a los «praos» de Peralasecá. Vamos cogiendo altura por ellos hasta llegar a los restos del chozo del mismo nombre, que se encuentran junto a viejo camino, casi perdido, que nos introduce en la parte más baja del monte.
Ahora cruzamos un tramo de bosque de cuento, entre hayas, acebos, serbales y otras especies. Este camino nos aproxima al río Rubagón, junto al que iremos ascendiendo poco a poco hasta la zona llamada Las Barcenillas, donde una pista que viene de las columnas atraviesa el Rubagón para continuar hacia el Cerezo.
Sin llegar allí, nosotros nos desviamos hacia arriba, y cogemos la pista antes de que cruce el río. Caminamos por ella hasta llegar al río, y nada más cruzarlo, giramos a la izquierda para coger un viejo camino del monte que nos sube hasta las Fuentes de Peñablanca, justo al lado del Invernal de Adolfo. Allí, junto a la mesa que han montado bajo un mostajo, comemos un tentempié, sobre las 11:20.
Luego volvemos a cruzar el Rubagón no sin antes hacer las fotos de rigor al Roblón, que algunos llaman el Abuelo. Ya volvemos a estar de lleno en el hayedo. Vamos cogiendo altura, y nada más sobrepasar el cortado que baja al río, ascendemos por las praderas hasta llegar a la pista que une Pamporquero con el Cerezo. en esa pista alcanzamos el punto más alto de la ruta, a 1599 m, y en la curva que nos dirige hacia Pamporquero, nos desviamos a la izquierda para bajar hasta el chozo de las Mesucas.
Una parada a ver la zona de la Bodegona desde allí, y seguimos camino por la parte superior del Monte Calar, para mí, la zona más bonita. Ya más abajo, salimos del monte hacia arriba y superamos los cintos hasta buscar un paso que nos permita bajar a Peranava. Una vez en Peranava, vemos que aún es pronto para comer, así que decidimos seguir la pista del Calero de Brañosera hacia abajo, y en los Abedulares, coger uno de los muchos caminos que cruzan el bosque para bajar hasta la Aceña de nuevo. antes de llegar abajo, hacemos una parada para comer, café, copa y siesta, como mandan los cánones, de más de una hora.
Llegamos al coche sobre las 15:00 horas, después de seis horas de marcha para hacer menos de 10 km. ¡Cada día lo hacemos mejor!
Día espectacular de temperatura, soleado, sin aire… De los mejores de este otoño hasta ahora. Habrá que seguir aprovechando antes de que se nos eche encima el invierno.
Datos de la Ruta:
- Zona: La Braña
- Tipo de Ruta: Circular
- Dificultad: baja
- Distancia: 9.37 Km
- Tiempo: 05:57 h (con más de una hora de comida)
- Altitud mínima: 1182 m
- Altitud máxima: 1599 m
- Ascensión acumulada: 432 m
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Muela de molino en el arroyo que baja de Pamporquero |
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La vista atrás nada más salir nos deja ver el sol entrando en Monte Allende |
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Colores de otoño |
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También las maellas, pequeñas manzanas silvestres, cogen color |
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Restos del chozo de Peralasecá |
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Última mirada a los prados antes de entrar en el bosque |
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Panorámica en la entrada del bosque |
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El hayedo está espectacular |
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Muchos hayas retorcidos, de bosque de hadas |
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Observando un ejemplar curioso |
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Pruebas con la cámara |
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El suelo es una alfombra de hojas y musgo |
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Grupo de setas en un tocón de roble |
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Ya se ve el Rubagón abajo |
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El sol crea buenos juegos de luces |
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Roble |
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Subiendo hacia la pista de las Barcenillas |
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Un yesquero en un roble |
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Haya partido |
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Ya estamos en la pista, ahora hay que bajar un poco hacia el Rubagón, que baja seco |
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Roble junto a la pista |
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Las Barcenillas |
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Otra mirada al monte |
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El cauce debería llevar algo de agua. Posiblemente baje subterráneo |
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El cauce hacia arriba |
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Entrada al camino que nos llevará hasta el Invernal de Adolfo |
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Camino de subida al Invernal |
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Tronco caído en el camino |
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El monte también se prepara para Haloween |
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Otra agrupación de setas |
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Salimos al praderío. Los colores impresionantes |
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Un mostajo junto al camino |
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Color |
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Restos del Invernal de Adolfo |
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La mesa bajo el mostajo. Ideal para descansar |
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Después de cruzar el arroyo entramos en el monte de nuevo |
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Muchas fotos para escoger, y muchas se quedan en el archivo |
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Subiendo hacia la pista de Pamporquero |
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Explosión de color |
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Una lepiota |
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La pista de Pamporquero también atraviesa el monte |
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Con gratos rincones |
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Otro tramo de la pista |
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Y salimos al claro. Buen día con nieblas hacia el este |
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Chozo de las Mesucas |
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Vista hacia la Bodegona y Peñalba. Arriba el Cueto |
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Las campas bajo el chozo |
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Bosque de color |
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Las Mesucas desde abajo |
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Otra vez al monte, la zona más interesante |
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Buenos robles en este tramo |
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Un paseo muy agradable |
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Excepcionales rincones |
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Tronco caído |
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Robles alineados |
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Más bosque |
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Muchos líquenes, que indican salud del bosque |
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Después de salir del monte, vemos Peranava y el Monte Allende |
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Quitameriendas bajando hacia Peranava |
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Bajando ya por Monte Allende hacia la Aceña |
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Vistas de Peña Rubia desde donde comimos |
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Mis imprescindibles |
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Y ahora, la siesta |
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Comimos junto a un acebo |
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Ya rematando la ruta, vemos cuanto bosque tenemos para recorrer |
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Pozo de La Aceña, junto al coche |
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Imagen de Google Earth |
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Perfil de la ruta |