Jesús andaba con ganas de hacer el camino, y me tiró un par de cañas, y no necesitó más. Así que ajustamos fechas, planteamos ruta, preparamos equipo y el 28 de septiembre, Esther nos acercó a Virgen del Camino, donde empezamos esta aventura.

Datos de la Ruta:

  • Zona: De León a Santiago
  • Tipo de Ruta: Travesía
  • Dificultad: Baja
  • Distancia: 298.3 Km
  • Tiempo: 10 días
  • Altitud mínima: 269 m
  • Altitud máxima: 1.512 m
  • Ascensión acumulada: + 5.870 m
  • Descenso acumulado: – 5.241 m
  • Descarga datos GPS

1º Día – 28 de septiembre: Virgen del Camino – Hospital de Órbigo (25 Km)

En esta primera etapa, salimos sobre las 9:30, visitamos Valverde de la Virgen, San Miguel del Camino, Villadángos del Páramo y San Martín del Camino. Comimos en San Martín, y por la tarde, seguimos camino hasta Hospital de Órbigo, donde llegamos a las 17:00 horas.

Nos quedamos a dormir en el Albergue Parroquial, después de hacer la colada, y dar un buen paseo por Hospital.


2º Día – 29 de septiembre: Hospital de Órbigo – Rabanal del Camino (37 km)

A las 7:00 comenzamos a caminar, de noche, después de una noche toletdana por los ronquidos del personal del albergue.

Pasamos por Santibáñez de Valdeiglesias, donde desayunamos. Luego visitamos San Justo de la Vega, el Crucero de Santo Toribio, Astorga, Murias de Richivaldo y llegamos a comer a Santa Catalina de Somoza, a las 14:00 horas.

Después de comer visitamos El Ganso, y a las 18:30, llegamos a Rabanal del Camino, donde paramos a dormir en un albergue privado, en el que compartimos habitación con un par de alemanes con los que luego coindidimos varias veces.


3º Día – 30 de septiembre: Rabanal del Camino – Molinaseca (25 km)

Otro d´´ia que salimos de noche, después de desayunar en el albergue. Pasamos por Foncebadón, y un rato después llegamos a la Cruz de Ferro, hito importante en el camino. Jesús agrandó en montón de piedras con una traída del Curavacas.

En la subida nos adelantaron los alemanes con los que dormimos.

Llegamos a manjarín, donde habita Tomás «El Templario», que no estaba ese día. El siguiente pueblo es el Acebo, después de una buena bajada. Un pueblo precioso, por cierto. Pasamos por Riego de Ambrós, donde comimos. Luego pasamos por un castañar impresionante, y después de mucho descenso, llegamos a Molinaseca, donde cogimos albergue, que compartimos con los alemanes. Allí cenamos juntos, y dormimos en un dormitorio corrido.


4º Día – 1 de octubre: Molinaseca – Villafranca del Bierzo (32 km)

Desayunamos fuerte en el albergue, y de noche salimos hacia Ponferrada. Cruzamos el Sil por un puente medieval restaurado, y entramos en la ciudad para visitar el Castillo Templario, aunque solo fue por fuera.

Después de cruzar ponferrada, que es enorme, llegamos a Columbrianos, donde almorzamos. Luego visitamos Fuentes Nuevas, Camponaraya y seguimos hasta Cacabelos, en pleno Bierzo, donde comimos.

Seguimos camino hasta Villafranca del Bierzo, nuestro destino para ese día, entre viñas, vendimia y olor a pimientos asados en Villafranca. Nos quedamos en un albergue nuevo, hecho contra una pared de piedra natural, muy chulo.

Dimos una vuelta por el pueblo, y cenamos, y a las 10 en la cama.


5º Día – 2 de octubre: Villafranca del Bierzo – Fonfría (37 km)

Con las linternas y reflectantes salimos de Villafranca por el arcén de la carretera, al que entrábamos y salíamos de vez en cuando. Visitamos Pereje, Trabadelo, La Portela, Ambasmestas, Vega de Valcarce y Ruitelán.

De allí a La Herrería donde comienza la subida fuerte a O Cebreiro, y cambiamos de Castilla y León a Galicia.La subida, es fuerte, pero el paisaje una delicia entre castaños, hasta llegar a La Faba y luego a al último pueblo de León, Laguna de Castilla.

Llegamos al Cebreiro antes de las 15:00, pero hacía un frío de cojones. Nos cambiamos de ropa para no coger frío, y comimos un bocata antes de seguir ruta hasta Liñares, donde tomamos un café.

Seguimos por pistas hasta Alto do Poio, donde pensamos parar. pero aún quedaban fuerzas, así que decidimos tirar hasta Fonfría, donde llegamos a las 18:15.

Un buen albergue, donde volvimos a coincidir con los alemanes, con cena peregrina en una Palloza enorme y con muchos extranjeros, por lo que la conversación fue de todo menos fluida, aunque Jesús me sorprendió con su dominio del francés hablando con un asiático.

Después de cenar, una copa en el bar y a la piltra.


6º Día – 3 de octubre: Fonfría – Sarriá (37 km)

Salimos de Fonfría entre niebla acompañados de dos españoles, uno de Barcelona y otro de San Sebastián. Con este último, Jon, llegaríamos a Santiago después de separarnos una jornada.

Tramo bonito, entre enormes castaños, capillas con el techo de pizarra. Pasamos por Viduedo, Filloval y Pasantes antes de llegar a Triacastela.

En Triacastela hay dos variantes, la tradicional, y otra que pasa por el Monasterio de Samos. Escogimos esta última, pasando por Renche, y después de varias subidas y baadas, dimos vista al Monasterio. Sellamos allí la cartilla y comimos en un bar.

Después de comer, bordeamos el Monasterio y salimos en dirección a Sarriá, donde llegamos después de mucho sube y baja. Dormimos allí, en un albergue privado, después de dar una vuelta por el pueblo y cenar.


7º Día – 4 de octubre: Sarriá – Ventas de Narón (35 km)

Salimos de Sarriá como siempre, de noche. Atravesamos el Río Celerio y seguimos camino de Barbadelo, entre mucho sube-baja. Después pasamos por Rente, donde volvemos a coincidir con Jon, que se acopla a nuestro paso.

Pasamos Peruscallo, Brea y Ferreiros, superando el hito de 100 km a Santiago. Entre muchos pueblos pequeñitos, caseríos sueltos y hórreos para secar el maíz, llegamos a Portomarín, otra localidad importante en el camino.

Después de una bajada pronunciada, cruzamos un puente sobre un pantano del Miño. Paramos a comer un bocata allí para seguir por la tarde. Cruzamos Gonzar, Castromayor y Hospital antes de llegar a Ventas de Narón, donde nos quedamos a dormir.


8º Día – 5 de octubre: Ventas de Narón – Ribadiso do Baixo (40 km)

Salimos de Ventas de Narón hacia el Alto de Ligonde, desde donde bajamos tendidos veinte kilómetros hasta Melide.

Pasamos varios pueblos pequeños y otros de más entidad, como Palas de Rey, por caminos empotrados entre taludes en el bosque. También pisamos una calzada romana y un par de puentes, que nos dejan en Melide.

Teníamos intención de catar el pulpo de Casa Ezequiel, pero al ser domingo, estaba lleno de gente, y decidimos no esperar y comimos en otro bar el menú del día.

Viendo la hora decidimos continuar hasta Ribadiso andando otros once kilómetros. En un albergue muy guapo y barato hicimos la colada y salimos a cenar un bocata y un par de cevezas por el pueblo.


9º Día – 6 de octubre: Ribadiso do Baixo – Pedrouzo (Arca do Pino) (21 km)

Aunque el día tenía pinta de agua, al final no cayó ni una gota. Pasamos por Arzua, el pueblo más grande de esta etapa.

Llegamos al alto de Santa Irene atravesando bosques de eucaliptos, y luego a Pedrouzo, donde buscamos una albergue con lavadora para hacer la colada. Salimos a comer por el pueblo y echamos la tarde de cervezas por allí.

Por la noche cayó un chaparrón de los de allí.


10º Día – 7 de octubre: Pedrouzo (Arca do Pino) – Santiago de Compostela

Última etapa del camino, y la comenzamos con agua, y con la extraña sensación, como dice Jesús, de que por fin llegas, y que también se acaba la aventura.

Dejó de llover poco antes dee llegar a Labacolla, y sin salir el sol, llegamos al Monte do Gozo, desde donde ya se ve la Catedral.

Cruzamos luego el enorme complejo de albergues y enfilamos cuesta abajo hacia Santiago.

Por fin llegamos a la Plaza del Obradoiro. ¡MISIÓN CUMPLIDA!

Lo primero, fuimos a por la Compostela, en las oficinas de la Catedral. Luego, a coger plaza en el Albergue del Seminario. Nos instalamos, aseamos, hicimos la última colada y salimos al centro, Comida por allí, visita al Santo y a su sepulcro en la Catedral, y tarde de paseo por Santiago.

Por la noche, cena con bichos de por allí y un par de botellas de Ribeiro, y a las 11:00, a la cama.


Último Día – 8 de octubre: Regreso a casa

A las 9:00 cogimos el tren que nos llevó de Santiago a Palencia de regreso. Allí nos cogió Lourdes, que nos llevó a casa.

Una verdadera aventura, que un día habrá que repetir.

Esperando el tren en Santigo para volver a casa

PD: La mayor parte de los datos están sacodos del Diario del Camino que escribió Jesús, donde anotó todos los pormenores del peregrinaje, y que guardo como una veredadera joya

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